Bendición de la visitación

1. ¡Solo escribe, escribe, porque ya sé de qué se trata! -

2. Mi querido Ans. H. W., mira, la hora en que naciste físicamente Me es bien conocida. Te bendije entonces y ahora te vuelvo a bendecir, para que permanezcas siempre sano tanto de espíritu como de cuerpo, tanto como sea necesario para tu salvación. Sin embargo, no prestes demasiada atención a la salud del cuerpo, porque daña el espíritu más de lo que lo beneficia.

3. ¡Mira una nuez verde fresca en el árbol! Mientras esta permanezca firme, fresca y verde, la semilla en su interior tampoco estará madura. Pero cuando la cáscara verde exterior comienza a ponerse marrón y se vuelva arrugada y seca alrededor de la nuez, entonces es una señal de que la nuez dentro de la cáscara está madura.

4. Por eso siempre dejo que el cuerpo físico de los Míos se enferme un poco de vez en cuando, para que ellos no se mezclen demasiado con el mundo en un cuerpo demasiado sano. Porque si alguien tiene un cuerpo tan sano como el de un fuerte león, no tiene el menor pensamiento de que algún día tendrá que dejar este mundo de engaños; porque le gusta demasiado todo en el mundo, cada pequeña flor, cada mordisco, cada muchacha, cada lugar, y tiene el deseo más ardiente de vivir en la tierra para siempre, y nunca siente nostalgia santa por la casa del Padre eterno en el Reino del Cielo.

5. Pero si su cuerpo se enferma, entonces la persona recuerda que no habrá permanencia en la Tierra, y de vez en cuando comienza a pensar un poco con ansiedad sobre lo que podría suceder y venir después de la muerte del cuerpo. Y esto es más saludable para el espíritu que todos los placeres inocentes con un cuerpo fresco y sano.

6. Mira, si quieres enviar un hijo al extranjero, y le fuera muy bien allá, ¿crees que regresará a ti? ¿Crees que va a sentir nostalgia por la casa de su padre? - ¡Oh no, de eso puedes estar seguro! Porque dirá: ¡Tendría que ser un tonto! Aquí tengo todo lo que mi corazón demanda, y encima me siento honrado donde quiera que voy. Pero cuando llego a casa, tengo que volver con mi padre pidiéndole cada cosa pequeña, y recién entonces él lo piensa bastante a ver si debe darme lo que le pedí o no. Aquí soy un caballero respetado por mí mismo, pero allá en casa, al lado de mi padre, soy un don nadie; por lo tanto me quedo aquí!

7. ¡Mira, esta es la expresión literal de ese hijo que vive en el extranjero y al que le va demasiado bien en tierra extraña! - Y si el padre lo llama a casa, regresará a casa con gran disgusto por el momento, y por segunda vez se comportará en casa de tal manera que será una vergüenza. Porque todo le parecerá demasiado estrecho, miserable y malo, en una palabra, ¡nunca hará ningún bien en casa! Pero si un hijo no lo está yendo mejor en un país extranjero, sino más bien mal o incluso miserablemente, ¡pronto hará como el hijo pródigo! -

8. Por eso, también te digo esto hoy para que cuando Yo te visite con pequeñas dolencias corporales, recuerda y sabe que tales dolencias corporales no son más que pequeños boletos de viaje, a través de los cuales Yo hago recordar a Mis hijos de su casa paternal y sobre su regreso a casa; ¡que recuerden que no deben establecerse demasiado firmemente en el mundo extranjero! - Ciertamente aún no quiero llamarte para que abandones inmediatamente el país extranjero, ¡sino solo recordarte de tu país de origen! Que con esto midas todos los inconvenientes de tu vida terrenal. Esto es lo que Yo, tu Santo Padre, te deseo hoy como siempre, con toda la plenitud de Mi amor y Mi Gracia; por lo tanto, presta atención también lo dicho vivamente. Amén.

Fuente: Dádivas del Cielo, recibido el 13 de octubre de 1843 por Jakob Lorber